Me he enamorado y
he sufrido mucho, pero me siento incapaz de abandonar el sueño de que mi
relación amorosa definitivamente me conducirá a la satisfacción. ¿Cómo puedo superar este apego que me da
tanta riqueza y a la vez es tan doloroso?
El amor es ambas
cosas. Es rico y es doloroso, es agonía
y es éxtasis; porque el amor es el encuentro de la tierra y el cielo, de lo conocido
y lo desconocido, de lo visible y lo invisible.
El amor es el límite que
separa la materia y la consciencia, el límite entre lo más bajo y lo más
elevado. El amor tiene raíces en la
tierra que son su dolor, su agonía. Y el
amor tiene sus ramas en el cielo que son su éxtasis.
El amor no es un fenómeno
simple, es dual. Es un acuerdo tirante
entre dos polaridades. Tendrás que
comprender estas dos polaridades: una es el sexo, la otra es la oración. El amor es la cuerda tirante entre el sexo y
la oración; parte de él es sexo y parte oración.
La parte sexual tiene
necesariamente que traer muchas miserias, la parte que pertenece a la oración
traerá muchas alegrías. Por eso es
difícil renunciar al amor, porque uno tiene miedo de que se renuncie también a
las alegrías que vienen con él. Uno
tampoco es capaz de estar totalmente en él, porque todos esos dolores te
recuerdan una y otra vez que renuncies a él.
Esta es la miseria del amante: el amante vive en una tensión, tirante.
Puedo entender tu problema. Es el problema básico de todos los
amantes,
porque el amor trae muchas espinas y muchas flores, y ambas vienen
juntas. El amor es un rosal. Uno no quiere esas espinas, a uno le
gustaría
que el rosal fuera todo flores, sin espinas; pero vienen juntas, son
aspectos
de una misma energía.
Pero yo no estoy
diciéndote que renuncies al amor, no te estoy diciendo que te separes. Lo que te estoy diciendo es: hazlo más y más
una oración. Mi enfoque es el de la
transformación, no el de la renuncia.
Has debido malinterpretarme. Yo
no estoy en contra del sexo, sino a favor de hacer del sexo una oración. Lo más bajo puede ser poseído por lo más
elevado, entonces el dolor desaparece.
¿Qué dolor hay en la
sexualidad? Te recuerda tu animalidad;
ese es su dolor. Te recuerda el pasado,
te recuerda tu límite biológico, te recuerda que no eres libre, que estás bajo
la esclavitud de los instintos dados por la naturaleza; que tus hilos son
manejados por la naturaleza, que eres tan sólo una marioneta en manos de lo
desconocido, de fuerzas inconscientes.
El sexo se siente como una
humillación. En el sexo sientes que
estás perdiendo tu dignidad, de ahí el dolor.
Además la satisfacción es tan momentánea…; más tarde o más temprano
cualquier persona inteligente se da cuenta de que la satisfacción es momentánea
y seguida de largas noches de dolor.
El éxtasis es como una
brisa, viene y se va, te deja en un estado desértico, profundamente frustrado,
decepcionado. Has tenido muchas
esperanzas; tu parte instintiva te ha prometido muchas cosas, y no ha cumplido
ninguna.
De hecho, el sexo es una
estrategia de la naturaleza para perpetuarse a sí misma. Es un mecanismo que te mantiene
reproduciéndote; si no, la gente desaparecería.
Imagínate una humanidad donde el sexo no fuera un instinto y tú fueras
libre, donde entrar en el sexo o no, fuera tu elección. Entonces todo este asunto parecería absurdo y
ridículo. Imagínate: si no hubiera
fuerzas instintivas tirando de ti, no creo que nadie estuviera dispuesto a
entrar al sexo. Nadie va por voluntad
propia; uno va a él reluctante, resistiéndose.
Si el sexo se dejara a la
libre elección no creo que la gente fuera a él.
Hay razones por las que la gente hace el amor ocultándose del público,
de los demás; porque parece muy ridículo.
Al hacer el amor en público sabrás que los demás verán lo ridículo que
es; tú mismo sabes que lo es. Uno siente
que está cayendo por debajo de la humanidad; ese es el gran dolor, eres
arrastrado hacia atrás.
Pero trae algunos momentos
de pureza total, de gozo e inocencia.
Trae algunos momentos de intemporalidad, donde de repente no hay
tiempo. También trae momentos en los que
el ego desaparece, en esos momentos de profundos espasmos orgásmicos se olvida
el ego. Te trae algunos destellos de
Dios, de ahí que no se pueda renunciar a él.
La gente ha tratado de
renunciar al sexo. A través de los
tiempos los monjes han tratado de renunciar a él, por la simple razón de que es
muy humillante, de que va muy en contra de la dignidad de los seres humanos. Estar bajo el impacto de un instinto inconsciente
es deshumanizador, desmoralizador. Los
monjes han renunciado a él, han dejado el mundo, pero con él también ha
desaparecido toda la alegría de sus vidas.
Se han vuelto muy serios y tristes, suicidas. Ahora no le ven significado a la vida, toda
la vida pierde su sentido. Entonces
simplemente esperan que llegue la muerte y se les lleve.
Es un problema muy
delicado; ¿cómo resolverlo? Los monjes
no han sido capaces de hacerlo. Por el
contrario, crearon muchas perversiones en el mundo. Todas las perversiones que vuestros mal
llamados santos han condenado, han sido creadas por ellos mismos. La primera idea de homosexualidad surgió en
los monasterios, porque mantenían a los hombres juntos, distantes y separados
de las mujeres, y mantenían a las mujeres juntas, distantes y separadas de los
hombres.
Hay monasterios católicos
donde no ha entrado mujer alguna desde hace mil años. Ni a una niña de seis meses se le
permite. La sola idea parece horrible;
esos frailes deben ser realmente peligrosos; ni siquiera a una niña de seis
meses se le permite entrar en el monasterio.
¿Qué muestra esto? ¡Qué miedo! ¡Qué paranoia!
Ahora no se oye hablar de
mujeres haciendo el amor con el diablo; ¡de repente el diablo parece haber
perdido todo interés por las mujeres! El
diablo no existe. Pero si mantienes a
las mujeres separadas de toda posibilidad de enamorarse, de estar enamoradas,
la mente empezará a crear sus propias proyecciones, y por supuesto estas
proyecciones serán muy, pero que muy animadas.
Así que, los frailes y las
monjas no han sido capaces de resolver el problema, por el contrario lo han
liado aún más. Y la persona mundana, la
sensual, la persona indulgente, tampoco ha sido capaz de resolverlo: vive
miserablemente; toda su vida es un sufrimiento.
Sigue esperando, va de una esperanza a otra esperanza, y sigue fracasando,
poco a poco una gran desesperación se pose en su ser.
Mi forma de ver las cosas
no es de este mundo ni del otro.
Mi forma de ver las cosas
no es rechazarlas sino usarlas.
Mi comprensión es que
cualquier cosa que se te dé es preciosa.
Puede que conozcas su valor o puede que no, pero es preciosa; si no
fuera así, la existencia no te la hubiera dado.
Así que tienes que encontrar maneras de transformarla. Debes procurar que hacer el amor sea más como
una oración, tienes que hacer que tu sexo sea más amoroso. Poco a poco el sexo tiene que transformarse
en una actividad sagrada, tiene que ser elevado.
Es mejo que tú tires del
sexo hacia arriba, a que el sexo te empuje a ti hacia abajo, el fango de la
animalidad.
La misma energía que te
empuja hacia abajo, puede tirar de ti hacia arriba, y esa misma energía puede
darte alas. Tiene un poder tremendo; es
ciertamente la fuerza más poderosa del mundo.
Porque toda vida surge de ella.
Si puede dar a luz a un niño, a una nueva vida, si puede traer una nueva
vida a la existencia, te puedes imaginar su potencial: te puede traer una vida
nueva a ti también. Igual que puede
traer un nuevo niño al mundo, puede darte un nuevo nacimiento.
Y eso es lo que Jesús
quiere decir cuando le dice a Nicodemus: “A menos que vuelvas a nacer otra vez,
no podrás entrar en el reino de Dios”; a menos que vuelvas a nacer otra vez, a
menos que seas capaz de darte a luz a ti mismo, con una nueva visión, con una
nueva cualidad de tus energías, con una nueva afinación en tus instrumentos.
Tus instrumentos contienen una gran música, pero tienes que aprender a
tocarlos.
El sexo tiene que
transformarse en un gran arte meditativo.
Esa es la contribución del tantra al mundo. La contribución del tantra es la mayor,
porque te da claves para transformar lo más bajo en lo más elevado. Te da las claves para transformar el fango en
flores de loto. Es una de las ciencias
más grandes que han existido; pero por los moralistas, los puritanos y los mal
llamados religiosos; el tantra no ha podido ayudar a la gente. Se han quemado sus escrituras, miles de
maestros de tantra han sido asesinados, quemados vivos. Toda la tradición ha sido casi destruida, se
les ha forzado a esconderse…
Pero los estúpidos
políticos y sacerdotes han estado siempre conspirando. No quieren que la gente se transforme, porque
entonces ya no está bajo su dominio. La
gente que se transforma se vuelve independiente, libre; la gente que se
transforma se vuelve tan consciente y tan inteligente que puede ver a través de
todos los juegos de los políticos y los sacerdotes. No siguen a nadie; empiezan a vivir un tipo
de vida totalmente diferente; no la vida de la masa, sino la del
individuo. Se convierten en leones,
dejan de ser corderos.
El interés de los
políticos y los sacerdotes es que todo ser humano siga siendo un cordero. Sólo entonces pueden ser sus pastores, sus
líderes, grandes líderes. Gente mediocre
y estúpida aparentando ser grandes líderes; pero esto sólo es posible si toda
la humanidad permanece en un nivel de inteligencia muy bajo, si se la mantiene
reprimida.
Hasta ahora, sólo se han
hecho dos experimentos. Uno ha sido el
de la indulgencia, que ha fracasado –el cual se está probando otra vez en
occidente y va a fracasar, fracasar rotundamente. Y el otro, el de la renunciación, que se ha
probado en Oriente, y también en Occidente por el cristianismo. Este también ha fracasado, fracasado
rotundamente.
Se necesita un nuevo
experimento y se necesita urgentemente.
El hombre está hecho un lío, en una gran confusión. ¿Dónde ir?
¿Qué hacer con uno mismo?
Yo no estoy diciendo:
renuncia al sexo. Estoy diciendo:
transfórmalo. No tienes que ser sólo
biológico; añádele un poco de espiritualidad.
Mientras hagas el amor, también medita.
Cuando hagas el amor, hazlo con más devoción. El amor no debería ser sólo un acto físico;
pon tu alma en él.
Entonces, poco a poco, el
dolor empieza a desaparecer y la energía contenida en e dolor se libera y se
vuelve más y más una bendición.
Entonces, la agonía se transforma en éxtasis.
Tú dices: “Me he enamorado
y he sufrido mucho”.
Bendito seas. La gente realmente desgraciada es aquella que
nunca se ha enamorado y nunca ha sufrido; no han vivido en absoluto.
Enamorarse y sufrir enamorado es bueno. Es pasar a través del fuego;
purifica, te da
visión, te pone más alerta. Este es el
desafío que hay que aceptar. Los que no
acepten este desafío seguirán siendo botarates.
Tú dices: “Me he enamorado y he sufrido mucho, pero me siento incapaz de
abandonar el sueño de que mis relaciones amorosas finalmente me
conducirán a la
satisfacción”.
No estoy diciéndote que
abandones tu amor, simplemente estoy manifestando un hecho: que no te
llevará a
tu satisfacción definitiva. No está en
mi mano cambiar la naturaleza de las cosas; simplemente estoy declarando
un
hecho. Si estuviera en mi mano me
hubiera gustado que encontraras la satisfacción definitiva en el amor.
Pero no es así. ¿Qué puedo yo hacer? Dos más dos son cuatro.
Es una ley fundamental de
la vida que el amor te lleve hacia más y más profundas insatisfacciones. En definitiva, el amor trae tal descontento
que empiezas a desear al amado supremo, Dios; empiezas a buscar la relación
amorosa Suprema.
Sannyas es la relación amorosa suprema: la búsqueda de Dios, la
búsqueda de la verdad. Es sólo posible
cuando has fracasado muchas veces, amado y sufrido, y cada sufrimiento te ha
traído más y más consciencia, más y más comprensión. Un día llega el reconocimiento de que el amor
puede darte unos pocos destellos, y esos destellos están bien, son destellos de
Dios; pero sólo te puede dar destellos; más que eso no es posible. Hasta eso es demasiado; pero sin esos
destellos tú nunca buscarías a Dios.
Los que no han amado y
sufrido nunca se convertirán en buscadores de Dios; no
pueden, no se lo han ganado, no se lo merecen.
Es sólo derecho de los amantes empezar un día a buscar al amado supremo.
Ama, y ama más
profundamente. Sufre, y sufre más
profundamente. Ama totalmente y sufre
totalmente, porque es así como el oro impuro al pasar a través del fuego se
convierte en oro puro.